Último concierto Diazepunk: "nunca olviden por qué eligieron esta escena"
Por qué la escena del punk melódico se constituyó en el hogar, la escuela y el vacilón de tantos jóvenes limeños a lo largo de los 2000. Por qué Diazepunk, en especial, fue nuestra familia, nuestra educación y nuestra droga al mismo tiempo en (desde) aquella época. Ayer en la despedida de la banda, tuve todas las respuestas a estas preguntas, tras vivir el fin de esos 25 años de historia, para que nadie más me la tenga que contar.
Ayer sábado 21 de diciembre, fue el último concierto de Diazepunk, banda peruana de punk médico formada en 1999, cuya más clásica formación está o estuvo -qué fuerte hablar en pasado- conformada por Charly, Javi, Take, Gutty, Mapache y Anis, todos presentes anoche.El respetable se despabiló recién con la llegada de 3 al Hilo, se fue en pogo con rondita al turno de Rezaka, se mantuvo a la altura en Tragokorto, y se fue en desmadre con Recarga, antes de llegar al pico del evento con Diazepunk. La escena habrá comenzado con gente que no sabía bien cómo tocar un instrumento como en cualquier banda de punk, pero ayer la calidad de los músicos estaba en su cúspide, nada que envidiarles a otras escenas punk del mundo. Siempre nos deshacemos en halagos para los vocalistas o guitarristas, pero el performance de los bateristas de anoche, merece una mención especial, 100 puntos.
El público era gente de base tres y base cuatro que ya sabía cómo es esta jarana, no hay que explicarle el ritual. Nada que voy a grabar todo el concierto con mi celular parado como un huevón. Esta gente con escuela sabe que el punk es movimiento, velocidad, cuerpo a cuerpo, grito, puño, sudor, cigarro, chela, corazón, solidaridad, te caes, te levanto, reciprocidad, tú tocas, yo te canto. Todo esto es la demostración de lo que es estar vivo, seguir vivo, en ese momento. Revivir el punk melódico que fue nuestro lugar en el mundo, revivirlo en este momento con todos los rituales que eso supone. Con su pogo con rondita más, obvio.
Ya no somos los chibolos que íbamos al Florentino o a El Huaralino, ya tenemos canas, ya estamos subidos de peso, nos duele la columna, estamos machucados por la vida, pero todo eso se nos olvidó ayer. Qué bestia el público, mis respetos. Una elige esta escena también por estar con miles de desconocidos como ustedes que se convierten en tu familia por un rato.
Minutos antes del turno de Diazepunk, se proyectan en el escenario dos mensajes: 'Aquí no se permite ni racismo, ni machismo, ni homofobia', 'Aquí todxs somos antifascistas'. Nuevamente, una siente que está en el lugar correcto, que ha elegido a la banda correcta para hacerla parte de su historia, que está en un concierto de punk rock como debe ser el punk rock.
Quienes hemos seguido por mucho tiempo a la banda venimos de vivir en un país con muchas desigualdades. El punk melódico comenzó con gente de Barranco o Miraflores que se dispersó tocando por los llamados conos de la ciudad a lo largo de los 2000 e hizo su sede en Los Olivos, como pocas escenas. Y allí, en la descentralización, abrazó un nuevo público. No era casual que muchos de quienes fuimos anoche fuésemos gente principalmente marrón, un público también no solo masculino sino con mucha presencia de mujeres y diversidades, y con cuerpos de todos los tamaños, por eso el mensaje de la banda era importante. No podemos reproducir las mierdas del país, en un lugar que nos hace feliz, en una escena, en un concierto.
Qué momentos nos hicieron irnos en filin anoche. Varios como los siguientes. El primer pogo brutal y desbordado por todo el Festiva. Luego, cuando sonaron las primerísimas canciones que vienen desde el En Pepas: 'Viejo bar', 'Tebas', claro. Cuando invitaron a Emilio Bruce de 6 Voltios a tocar el bajo. Ver a Take con lágrimas en los ojos en varias oportunidades, especialmente durante la intro de teclado de Anais en 'Afuera'. Anais con la voz ronquita simplemente agradecida. El maestro Daniel F tocando junto a la banda, era como ver plasmado el inicio y el final del libro de Pedro Cornejo en un escenario. Escuchar 'Nid' por última vez en vivo, claro. Cuando se subió la gente de Barrio Calavera y 3 al Hilo para meterle un poco de ska. Cuando Charly pidió un intermedio, hizo un alto, y nos recordó que el punk también es político y antifascista, mientras entre el público se escuchaba un 'Dina asesina'. Cuando tocaron 'Dormir en el fuego' y literal en el pogo encendieron un pirotécnico en llamas, y Charly terminó diciendo 'Ni un muerto más', en referencia a los fallecidos en las protestas contra Dina Boluarte.
Y lo más especial para mí, llegar a la última canción, sabiendo que era realmente la última pero además por todo lo que ha significado para muchos de nosotros ese lado 'B' del punk melódico. Escuchar 'Abre los ojos', tocada por la formación clásica, con el público que se te hacen caras que conociste o viste hace más de 20 años (incluyendo gente de la komuna -cuando habían komunas-), con todos los cuerpos pegados con sudor y vasos de chela terminada en el piso, ver el balcón del Festiva y notar que ya los hijos de los Diaze están grandes y ven desde allí lo importantes que son sus padres para todos nosotros que en algún momento también fuimos sus hijos. Todo ese momento que sabía terminaría o podría ser el último porque el lunes volveríamos a nuestros trabajos de oficina o rutinas en una ciudad de mierda, hizo que se me caigan unas lágrimas. Una historia que se cierra.
Una nace donde buenamente el destino la pone, pero elige estar en ciertos lugares, escuchar cierta música, ir a un concierto, escuchar a una banda por muchos motivos particulares. Cada quien tiene el suyo. A todos anoche nos unió uno llamado Diazepunk, y su historia personal con esa banda, la sabe cada quien. A mí me cambió la vida. Espero que también a alguien más. A pesar de todo, lo más importante es recordar lo que dijo Charly al final: 'nunca olviden por qué eligieron esta escena, por qué eligieron el punk rock'.
Gracias por todo, Charly, Javi, Take, Gutty, Mauricio y Anais.