Cómo se vive el rock venezolano hoy en tiempos del “ex – rockero” Nicolás Maduro
“Hoy tenemos una escena rockera en su mínima expresión debido a la crisis económica”, nos dice Rafael Uzcátegui, de Radio Humano Derecho de Venezuela. En esta nota, una mirada al rock venezolano nos ayuda a comprender mejor la situación social actual de Venezuela. Y una recomendación de diez bandas de su escena, nos ayuda a conocer más de su cultura y contracultura.
Se dice que a inicios de los años 80, Nicolás Maduro tenía una banda de rock llamada Enigma. Tocaba la guitarra y hacía la producción general de los conciertos. Pero se dice también que ello es un mito, y que a lo mucho hacía solo lo segundo. En una entrevista, cuando le preguntaron sobre sus épocas de rockero a Maduro, él afirmaba que el rock es una música revolucionaria en el mundo. Claramente, sin embargo, varias décadas después, podemos comprobar que su significado de “revolución” ha sido puesto en duda en todo el mundo, incluso por el sector más progresista y de izquierda. El mismo rock venezolano no le cree.
En el 2003, cuando todavía Hugo Chávez era presidente de Venezuela, un periodista le preguntó a Maduro en qué se parecía la lengua de Chávez a la de Mick Jagger: “En que canta con fuerza incesantemente y no se cansa. Mick Jagger tiene 45 años cantando”, respondió. El periodista volvió a preguntar si esa lengua (la de Chávez) iría entonces por 45 años más (en el gobierno), y Maduro respondió: “Bueno, Mick Jagger no ha parado de cantar…”
El dizque ex rockero es presidente de Venezuela desde el 2013. ¿Hasta cuándo? No se sabe. Lo que sí se sabe es que millones de venezolanos que han cruzado y siguen cruzando las fronteras de su pueblo por la actual crisis que vive el mismo país que él comanda. Pero, ¿cómo ha quedado el rock en Venezuela? En verdad, más allá de las arepas y las tizanas, sabemos muy poco de la cultura venezolana, y mucho menos aún de su contracultura.
Buscando conocer más de la cultura rockera de Venezuela, nos topamos con una radio online llamada Humano Derecho. Uno de sus fundadores se llama Rafael Uzcátegui. Le pedimos a Rafael (@fanzinero) que nos recomiende bandas venezolanas de rock, pero no nos queríamos quedar cortos y luego le hicimos unas preguntas más para saber sobre los inicios de la escena, y sobre cómo resisten las bandas en medio de la crisis. Entender lo que sucede con el rock venezolano hoy en tiempos de Maduro, es un modo también de acercarse a la actual situación social y política de Venezuela.
- Rafael, antes que nada, ¿cómo se vive hoy el rocanrol en Venezuela en tiempos de Nicolás Maduro?
Para responderte debo hacerte algunos comentarios iniciales. En 1998, luego de cuatro décadas de gobiernos de dos partidos (AD y Copei), gana las elecciones una nueva propuesta, en ese momento bolivariana a secas, que genera grandes expectativas en amplios sectores de la población. En 1999, Hugo Chávez promueve un proceso constituyente que aprueba una Carta Magna que, efectivamente, era ampliamente garantista en materia de derechos humanos. Sin embargo, este esfuerzo de inclusión social fue acompañado, a su vez, de un proceso progresivo de discriminación política, que se agravó después del año 2002, cuando se intenta un golpe de Estado contra Hugo Chávez. Esto genera una férrea polarización en la sociedad que la divide en dos grandes grupos y que afecta a todos los sectores, incluyendo la cultura y la propia música.
El Estado comenzó a promover en los medios públicos, a contratar para sus eventos y permitir la presentación, en las instalaciones que manejaba: bandas musicales que fueran afectas al proyecto gubernamental. Por otro lado, cuando comenzó la época de altos ingresos petroleros, a partir del año 2005, las instituciones estatales hicieron grandes inversiones en el sector cultura, que incluía lo que hasta 1998 era considerado “cultura alternativa”. Esto ocasionó que hubiera una escena de bandas musicales “pro-gobierno” y otra “de oposición”, aunque esta última no estuviera ligada a los partidos políticos opositores, pero que eran marginados de los circuitos oficiales por tener una canción de protesta o sus integrantes haber expresado una opinión crítica. Esto era reflejo de lo que ocurría en toda la sociedad.
Si bien el gobierno de Hugo Chávez era una gestión autoritaria, su sucesor Nicolás Maduro se convirtió en un régimen dictatorial por decisiones tomadas tras perder el apoyo mayoritario de la población, entre otras razones, por la emergencia de una grave crisis económica que está empujando a millones de venezolanos más allá de nuestras fronteras. A esta “diáspora”, que es como llamamos a este fenómeno migratorio, se han sumado muchos músicos, de todos los géneros. Hoy tenemos, entonces, una escena rockera en su mínima expresión debido a la crisis económica, la censura de medios de comunicación independientes, la inseguridad y violencia que ha limitado la realización de eventos después de las 6 de la tarde, la persecución política y la hiperinflación, que hace prohibitivo hasta sustituir un juego de cuerdas de guitarra. La música, al igual que otras actividades, se ha convertido en un trabajo de resistencia bajo un gobierno dictatorial adecuado a los nuevos tiempos.
- Actualmente eres parte de Humano Derecho, ¿cuál es la posición que ustedes sostienen desde su espacio radial? ¿Las bandas tienen también una posición al respecto?
Soy sociólogo y formo parte de una de las ONG de Derechos Humanos más antiguas de Venezuela, llamada Provea, que en este 2018 cumple 30 años. En el año 2014 hubo un ciclo de protestas en donde era evidente que el manifestante joven que estaba en la calle tenía como referentes culturales cosas distintas a los activistas que veníamos del universo de izquierda, en parte porque el gobierno que los oprimía, desde 1998, se identificaba de esa manera. Eso nos motivó a intentar desarrollar mecanismos de diálogo con esos manifestantes, que hoy son conocidos como “escuderos” o “jóvenes de la resistencia”. Una de ellas fue aliarnos con una ONG de derechos digitales y tecnología, Redes Ayuda, dirigida por un activista que venía del mundo de la farándula, Melanio Escobar, para empezar un podcast que uniera la música con entrevistas a gente que estuviera ayudando a otra gente, diferente al clásico programa de radio de derechos humanos. Esto empezó en 2015 y con el tiempo pudimos crear un estudio de radio para nosotros y otras ONG y dar el paso de gestionar una radio por internet que transmitiera 24 horas, Humano Derecho Radio.
El concepto de Humano Derecho es, entonces, la vieja idea de juntar la música y el activismo, en un momento en que la hegemonía comunicacional estatal ha cerrado y neutralizado muchos medios de comunicación, obligando la creación de otros nuevos, especialmente en redes digitales. En la radio hacemos énfasis en los programas y micros realizados por activistas y ONG, pero también en el rock venezolano, de todos los géneros. Debido al momento que vivimos, las canciones de protesta tienen una alta rotación, aunque ponemos de todo. Una de nuestras consignas, por ello, es “sin payola ni palanca”. Somos un medio que defiende la libertad de expresión y ahora el derecho a vivir en democracia, frente un gobierno que nos niega ese derecho. Hay músicos y bandas que también están cantando sobre esto, dentro y fuera de Venezuela, y con varias de ellas hemos construido una relación de amistad y apoyo mutuo.
- Como seguro sabes, actualmente hay una gran migración de venezolanos hacia Perú, pero poco conocemos sobre su cultura y menos aún sobre el rocanrol de su país. Queremos salir de esa ignorancia. ¿Desde cuándo nace una escena de rock en Venezuela? ¿Con qué bandas?
Todas las súbitas corrientes migratorias crean sus fantasmas y un buen antídoto contra la xenofobia es el conocimiento mutuo. Venezuela, para bien y para mal, es un país modelado social y culturalmente por su principal actividad económica, que es el extractivismo petrolero. Fueron los campos petroleros los que trajeron los primeros discos de rock al país. Sin embargo, la expansión del género se ralentizó, respecto a lo que pasaba en otros países, por la existencia de una dictadura militar entre los años 1948 a 1958. Las primeras bandas de renombre se formaron a partir de los 60´s aprovechando el fenómeno Beatles, tocando twist, surf y finalmente rock and roll: Los Impala, Los Dinámicos, Los Flippers, Los Supersónicos, Los Darts y Los 007, entre otros. En los 70´s hubo varios grupos de rock experimental, fusión y progresivo, contando dos que sobrevivirían hasta las décadas siguientes, Aditus y Témpano. Los 80´s fueron testigos de la emergencia de bandas metaleras, con bandas como Arkangel, Resistencia, Fahrenheit, Grand Bite, Equilibrio Vital, IRH-4, entre otras. A mediados de década aparecieron las influenciadas por el punk y el new wave, que a comienzos de los 90´s, con la ola de rock cantado en español que recorría el continente, protagonizaron la “época de oro” del rock venezolano. La más importante fue Sentimiento Muerto (cuyo primer disco fue producido por Fito Páez), junto a Desorden Público, Zapato 3, Aditus, Témpano, 20-20, Radio Clip, Los Gusanos, Fuga, PP´S, Seguridad Nacional, Spias, El Rastro, entre otras. Luego vendría la resaca de finales de los 90´s, con bandas como Culto Oculto, Dermis Tatú, Caramelos de Cianuro, La Muy Bestia Pop, Claroscuro, entre otras. La llegada al poder del bolivarianismo generó un punto de quiebre, pues se demonizó todo lo que había sucedido “en el pasado”.
- En el Perú mucho del rock nacional es independiente y no suena en radio, ¿ha pasado lo mismo en Venezuela?, ¿dónde suenan las bandas venezolanas actualmente?
En Venezuela pasa lo mismo. En tiempos de medios analógicos la posibilidad de llegar a medios masivos de difusión era restringida. Debo rescatar el trabajo realizado por Radio Nacional de Venezuela (RNV), la emisora oficial del Estado a comienzos de los 90´s, cuya programación era de corte cultural y tenía programas fabulosos como “La hora nacional”, conducido por Polo Troconis y Maritza Esparragoza, que colocaban no sólo las bandas que tenían discos con grandes sellos, sino demos y maquetas de las bandas del momento. Esto permitió que estas bandas sonaran en una emisora que se escuchaba en todo el país. Lamentablemente RNV hoy no es la sombra de lo que era, y actualmente es un simple medio de propaganda del Estado. El desarrollo de las redes sociales ha generado que las bandas suenen a través de sus perfiles en Soundcloud o Bandcamp, o en diferentes radios por internet que existen. Sin embargo, el fenómeno migratorio ha impedido que este movimiento de difusión por internet sea parte de una comunidad rockera que se perciba como tal.
- Con la crisis que sufre Venezuela, ¿cómo hacen los músicos de la escena para solventarse económicamente y seguir organizando conciertos?
Lamentablemente dejando de lado, por ahora, la expectativa de poder vivir de su arte y su talento. Los conciertos se han reducido al mínimo, y las bandas han dejado de editar sus discos físicamente, optando por colgarlos en ediciones digitales. Muchos han optado por irse fuera del país, incluso bandas enteras han migrado para intentar continuar con su carrera artística. La situación en nuestro país es tan grave que el salario mínimo, que ganan muchos venezolanos, es equivalente a dos dólares mensuales. Por ello deben hacer negociados de todo tipo en el mercado negro, para subsistir y sobrevivir. En un país petrolero se ha vuelto “normal” ver a familias enteras comiendo directamente de la basura. O también que la gente reduzca su peso al tener que ingerir menos cantidad de alimentos, algo que la picaresca criolla ha calificado como “la dieta de Maduro”. Hacer música si no eres parte del gobierno, se ha vuelto un acto de creación y resistencia.
- ¿Ha existido alguna experiencia de censura por parte del gobierno hacia la música de las bandas?
La censura y discriminación es política de Estado, así que las experiencias son múltiples y a todos los niveles. Como ejemplo puedo relatar el caso de los llamados “Gillman Fest”, organizados por un rockero abiertamente chavista llamado Paul Gillman, que recibe financiamiento del Estado para organizar grandes festivales al aire libre con artistas internacionales, con mayor frecuencia en épocas electorales. Aprovecho para lamentar la paradoja que bandas como Soziedad Alkoholica y Ratos De Porao hayan venido a Venezuela a tocar en estos eventos, pro dictadura. Paul Gillman repetía que ninguna banda crítica al gobierno se presentaría en su festival, una y otra vez. Incluso llegó al punto de cuestionar cuando bandas que no eran oficialistas eran contratadas en otros festivales, como un episodio público que tuvo con la banda Zapato 3, a la que pidió que, sencillamente, la bajaran de la tarima para un concierto a la que estaba anunciada.
Quizás recuerden en Perú el escándalo que se armó en el año 2017 cuando a Paul Gillman le aplicaron una cucharada de su propia medicina y por su apoyo a un gobierno no democrático lo excluyeron del cartel del festival “Rock al Parque”. En el tipo de actitud propia de los bolivarianos Gillman intentó victimizarse afirmando que “nunca antes en un festival musical había pasado algo así”, cuando era una práctica corriente en los festivales que él mismo había organizado.
La censura se aplica de manera feroz cuando hay bandas que con el tiempo cambian de opinión sobre el gobierno bolivariano. Un ejemplo es el caso de Desorden Público, cuyo cantante durante mucho tiempo fue un entusiasta del chavismo, lo que hacía que la banda se presentara en tarimas oficiales (mientras otras eran discriminadas) y que dejaran fuera de su repertorio temas que pudieran ser polémicos para la autoridad, como “políticos paralíticos” de su primer disco. Para no alargar la historia resumo en el hecho en que llegó un momento en que la banda abandonó su entusiasmo y un Festival Suena Caracas, pagado por el Estado, criticaron públicamente la situación del país, lo que cortó la transmisión en directo que hacía uno de los canales gubernamentales y generó la orden de censurarlos de los medios y tarimas controladas por el Estado, incluyendo presentaciones que ya habían sido anunciadas en sitios como el centro de arte La Estancia, de la estatal petrolera PDVSA.
Una situación añadida a la censura y discriminación son las campañas de desprestigio contra músicos críticos del gobierno, a los cuales acusan de “ultraderechistas” o “imperialistas” por el mero hecho de hacer público su descontento. Sorpresivamente uno de los géneros donde ha ocurrido esto ha sido en el punk, pues personas que venían de esta escena han llegado a ocupar altos cargos de gobierno. Se ha intentado convencer sobre que el punk es “de izquierda” y quienes seguimos siendo anti-gobierno y anti-militaristas, dos características de la esencia antiautoritaria del punk, somos supuestamente “punk de derecha”. A esta confusión, para llamarla elegantemente, ha aportado el hecho que el gobierno ha utilizado su propaganda y sus recursos para convencer a gente como Fermín Muguruza, Manu Chao, Skpe, Reincidentes y otras bandas más de sus supuestas bondades, y del carácter intrínsecamente maligno de quienes se le oponen.
- ¿Qué tipo de rock hacen actualmente las bandas de Venezuela, en cuanto a estilos y de qué hablan sus letras?
Mi opinión como amante de la música es que la crisis venezolana ha hecho que culturalmente nos encontremos congelados en el tiempo, y ya no sintonicemos en tiempo real con las influencias que retroalimentan los generos rockeros en todo el mundo . Por ejemplo en el universo punk criollo apenas están saliendo algunos exponentes de post-hardcore o de punk lo-fi indie, por decir dos, y las bandas siguen sonando a como lo hacían diez años atrás. Sin embargo, no podía generalizar y claro que hay cosas y bandas nuevas, pero lo que quiero dejar claro es que en mi opinión la novedad no es la principal característica de las bandas que siguen funcionando dentro del país.
A finales de la década pasada algunos, como yo, nos quejábamos del hecho que a pesar de la crisis y el autoritarismo, hubiera tan pocas bandas cantando sobre ello (Con excepciones notables como Los Melancólicos Anónimos y Atkinson). Incluso el universo punk estaba callado, cuando no cooptado. Sin embargo, a partir del año 2014 eso ha venido cambiando y muchas bandas ya tienen en su repertorio letras sobre la situación que nos agobia, o sus miembros participan en eventos artísticos de solidaridad con otros.
Además de lo que puede cantar cualquier otra banda en el resto del planeta (el amor, la amistad, los deseos, etc), las bandas venezolanas han introducido en sus líricas los siguientes temas: la migración, tener amigos que se fueron o estar en el exilio, la represión policial, la actuación de los cuerpos represivos del Estado; la estatización de la vida cotidiana y la imposibilidad de tener una calidad de vida digna y, finalmente, la violencia.
- ¿Crees que esta situación actual de crisis en Venezuela, se pueda combatir en cierto sentido desde la contracultura, desde el arte, o el rock?
Un movimiento que luche por un cambio social siempre necesitara elementos que refuercen el sentido de sus demandas y le fortalezca su propia identidad. Si bien mucha de las expresiones contraculturales se han convertido acá en parte de la cultura oficial, siempre será necesaria la contestación. La rebeldía es un elemento innato de los seres humanos y Venezuela no podría ser una excepción. El ciclo de protestas del año 2017, las más intensas de la región por su duración, saldo en víctimas y personas participantes, fueron el escenario para que emergiera la creatividad desde todas las artes al servicio del cambio y la protesta. Yo mismo he realizado un inventario de las canciones de protesta que aparecieron entre abril y julio de 2017 inspiradas por las manifestaciones venezolanas y son más de cincuenta. Pero lo mismo sucede en otras expresiones artísticas.
- Dentro de poco vas a estar en Perú para el Encuentro de las Américas. Es muy probable que Maduro venga aunque se le haya retirado la invitación y desde aquí ya se prepare una marcha contra él, ¿qué expectativas tienes sobre el encuentro?
Dudaría que el personaje finalmente se presente, en un terreno ajeno a su zona de confort. Como miembro de una ONG de derechos humanos voy a estar presente en la llamada Cumbre Social de las Américas, que es parte de ese evento. Nuestra participación tiene como objetivo aumentar la información sobre la situación de los derechos humanos en Venezuela tanto para nuestros pares, el resto de organizaciones sociales y populares del continente, como para la opinión pública peruana. Queremos realizar diferentes actividades, como por ejemplo la presentación y distribución gratuita de un disco compacto con bandas venezolanas, con temas de protesta. Esto puede mantener el interés por lo que pasa en nuestro país y como dices, aumentar el conocimiento en los peruanos de lo que somos los venezolanos, nuestras luces y sombras, hoy en una situación tan desesperada como la que tuvieron ustedes bajo la hiperinflación de Alan García y la dictadura de Alberto Fujimori. Dicho esto quiero hacer una afirmación: La mayoría de la población venezolana hoy, incluyendo un sector llamado “Chavismo crítico”, está en contra del gobierno de Nicolás Maduro. Y pertenecemos a una diversidad de orígenes sociales, raciales e ideológicos, tan multicolor como lo es la propia sociedad venezolana. La imagen que quienes son críticos de Maduro son únicamente ricas y de derecha es absolutamente falsa, y es promovida interesadamente por un gobierno que ha dejado de ser democrático desde hace mucho tiempo.
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CLÁSICAS
1. Sentimiento Muerto - Educación anterior
3. El Rastro - Que significan mis palabras
DIÁSPORA
5. Doña Maldad - Dictadura del discurso
6. Melancólicos Anónimos - Coca y Gasolina
7. Zombies No - Excesivamente normal
AÚN EN VENEZUELA
8. Agente Extraño - Héroe de Azul
9. Ministerio de Suprema Infelicidad - Nazional
Recomendado por Y O U C A N S A Y F U C K
11. Okills - Tiempo
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